Yo, jugador en el más bello juego
sobre las inauditas arenas de la nada
perseguidor
ávido de la fuente y de su agua
mi ser mi piel mi alma mi delicado fuego
clavado en tu mirada
permanezco alerta y con deleite
embriagado por la luz enamorada
del barro y de la escoria
que se quema entre los restos
extraviado y fulgurante compañero que rozaste
mi camino
habitamos los antros y las calles
bebedores del viento y los instantes
rodeados de locos inconscientes
que no querían jugar
amigo tu caíste
que hermosa la batalla
que elegante y bello tu delirio
el gran juego sin miedo practicamos
con deleite y alegría fracasamos.
Yo, jugando y extraviado
hijo de una lengua infinita
atento y extasiado
hermano de la nada
en que me pierdo
soy el lapso sempiterno de tu instante.
Es mi juego pausado
hasta que aguante
soñador
del viento y la intemperie
espero audaz el beso
en la frontera
me bebo este dolor
que voraz y amante me derrota
navego
vibrando envuelto en la tormenta
entre las tabernas y el océano
en los múltiples ejes de este tiempo
juego, aguardo y me recreo.
En el centro del valle
en el desierto
donde cuelgan de tu ausencia
en lo más alto
las aves solitarias
quiebros de plata y sueños
donde mi sed salvaje y traspasada
alegre busca el hueco
y apenas se sacia en tus caricias
avatar que con rabia permanezco
mi exhausta alegría
mientras caigo vencido
digo gracias
y entrego
jugador del gran juego
en el filo se abisma esta alabanza.
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