martes, 19 de octubre de 2021

Océana

No sé tu nombre
oscuro impronunciable 
sólo perderme en ti 
no eres acero 
sino caricias incesantes 
talla de la desolación 
y la distancia. 
Eres música y sed 
sobre la piel 
silencio y paz 
salvaje. 
 
¿Qué secretos ocultas? 
mar infinita 
mar amada 
en tus crestas brillantes 
los ecos de risas en el viento 
fulguran inmanentes
allí juegan eternos 
la infancia y el olvido, 
la sirena y la niebla 
allí están aún distantes 
donde cantan las lágrimas sagradas 
y naufragan los hijos. 
 
Se queman 
en tu espuma 
los eones 
innúmeras tus dimensiones 
qué misterios profundos 
codificas 
mar mar insondable 
tu música radiante 
desnuda mi silencio 
la luz de mis lágrimas se ahoga 
nadando entre tu canto. 
 
Glauca oscura gris y fascinante 
se atisba entre tus besos 
un misterio vibrante 
en tu simiente salada
se agitan contiendas milenarias 
y se mecen profundos universos 
trémulas las estrellas 
vibrando en tus corrientes 
no tengo verbo para mencionarte 
de mil formas oscuras pronunciada 
mar desmedida y cautivante
sólo perderme en ti…

miércoles, 28 de marzo de 2018

lunes, 29 de enero de 2018

Samsara esforzado 2

Estaba durmiendo en el lecho de las horas despiertas. Esto que es yo... Alzo mis ojos, tantas veces alzados... como plegarias de humo, con su tiznado anhelo las columnas del templo que sostienen una altura sin techo, más allá del vacío.

Arden como besos sin labios... Puntos que brillan derramados en la noche. Desde esta caja. Encerrado. ¿Sabes?, siempre traté de hacer lo correcto. Sólo ahora escucho la canción silente del hidrógeno, gemas que se pudren bajo la oscuridad de tus sigilos.

Te contemplo, tendida sobre la distancia inmaculada que va del alma a las entrañas. Moléculas, información, y tempo. Es mi viaje de ida. Gritas. Bendita tu voz súbita espuma que estalla en la rompiente de mi pecho. Pero el silencio llega, siempre.

El murmullo ajeno e incesante de los grillos, el lecho sublime donde comienza todo. El silencio donde nosotros somos. Aquí y ahora. Junto al aroma del mar y el sonido de la hierba lejana. Y se aman. Donde aquellos amantes primigenios. Donde tu sonrisa, donde ahora te ocultas tras la nube de sus pensamientos.

Y juegas a creer que acaso estuve siempre aquí. Pero recién llegué. Lo sabes. Estos ojos que abro, para tu luz, y el margen de las sombras. El ápice de tu sonrisa callada. Acorralado. ¿Estoy aquí? Mi nombre en tus labios anuncia un sí. Brillas. Esos ojos, la caricia suave de una brisa, y otra vez el silencio, el amor y el odio navegando, el metal de tu hastío.

¿Quién eres? Nadie. Ya. Real y persistente matiz, en el filo insomne entre unos momentos oscuros y el alba. Dentro del código que casi se revela. Que ni puede ni debe revelarse. Nuestra prisión. En ese atisbo rápido que apagas, en el gesto fugaz cuando lanzas la colilla y queda nada. Humeante se extingue sobre aquel charco de invierno. Nuestro invierno de lluvias infinitas. Bien, ya lo sospechaban los viejos amantes, exhaustos, sin alcanzar jamás la cosa en sí. Oculta siempre. Aguardando no se sabe qué.

En esta arena, durante eones creada para dibujar tu cuerpo, cuya huella pronto barrerá el alba, no hay tiempo pero sí reloj, y el pulso de las olas mide y habla. En todos esos libros. Pero la matemática arranca los destellos en tu piel y refleja el haz de mi sonrisa.

Dulce luz que gira, asciende lenta, y canta en un lenguaje incomprensible. Se vislumbra el esbozo extraño de tus juegos. Seres danzan el mediodía en esa playa. Ecuaciones que esperan como barcas varadas en la orilla. Dormidas en la noche, fulgurando tranquilas bajo las estrellas. Sólo el suspiro del mar o el tañer del silencio resonante en el vacío. El eco de las risas y los niños perdidos. En este cuarto de madera vieja donde se estremece el resto de un instante. En la carretera, devorando kilómetros. Qué belleza de curvas y asfalto, las gotas golpeando el cristal al compás sincopado de los limpia. Estremecidos.

Se pierde el trazo de tu dedo sobre la piel de esta noche. Arde. Entre un golpe de ola y el siguiente, una sola palabra. Escrita y diluida. El crepitar de la rueda en el asfalto. El giro del silencio y tú, me miras. Durante un instante, nos miramos. Sabemos. En el opaco velo del misterio. Pero ya pasó. Es un rincón oscuro lo que queda. Es todo cuanto tenemos y es un mundo. Un cosmos que se expande. Es cuántico y vibrante, es el sueño al viento de un poeta. La lágrima congelada del olvido.

Estaba durmiendo en el lecho de las horas despiertas. Y percibí tu caricia. Invisible ausencia. Tu mirada sin luz. El recuerdo del asfalto y la noche. Estaba descansando en mi caja de muerte. Entre sus paredes de tiempo, masticando mentiras como leyes. Cuando la canción de una risa, el aroma de un alba, el roce de la seda... Me llamaron.

Ahora ¿soy? aquí. Aquí, aquí, aquí. ¿Escuchas mi sonido? El polvo del camino, el alado recuerdo de una brizna. Si acaso yo existiera. Pero no existo. Entonces sólo tengo la senda de mis huellas que horadaron la arena. Vilanos surfeando en el viento, mis momentos. Si no existo, sólo tengo tus gestos y tu ofrenda en mi cuerpo. Sólo el llanto que la madre escuchó. El trazo firme y descansado del soñador soñado. El movimiento sensual del guerrero abrazado a su muerte. Es un nudo de luces, una historia de historias. Lo que fuimos.

Esto que es yo. Como madre insomne que no sabe si espera una llegada o una despedida. Olvidé el juego que estoy jugando. El jugador borracho que desconoce si pierde o gana. En este cuarto donde seres dormidos yacen entre paredes despiertas. Nos desvanecemos. El recuerdo de estrellas que excavan como hormigas, sudando dentro del algoritmo.

Quizás todo este samsara esforzado es solo el destello de un beso... que no fue. Pero ya el canto del pájaro se desnuda de noche anunciando que amanece un nuevo día.

miércoles, 25 de enero de 2017

Asombra tu belleza tan serena
de pulida dulzura
forjada en el acero de la pena
de letales aristas que acarician
sin premura
pausados surcos que lloran en mi piel
tantos otros impostan señorío
ni pesa ni sostiene
no desplaza del cero ningún fiel
no atisban ni de lejos el combate.

Como el giro silencioso de las nubes
y la danza brillante de las hojas
el invierno detrás de los cristales
corazones que arden.

Tu sonríes gran guerrera
silente fortaleza te deslizas
mi pecho está desnudo y ofrecido
las manos vacías con fiereza
mi alma rastrea los caminos
aullando por los bosques

domingo, 13 de marzo de 2016

Los que cambian

- ¿Dónde vas?
- a Cater Humk
- ¿y qué lugar es ese?
- el lugar donde habitan los que cambian el mundo
- llévame contigo
- no puedo. Has de ir por tu propio pie. El camino que me lleva a mi no es el mismo que te lleva a ti.
- pero ¿y los besos?
- ellos nos encontrarán allí

miércoles, 23 de septiembre de 2015

La desolación es una piedra de luz
una esmeralda fulgurante en el corazón
de las criaturas que surcan lejanas vastedades
innúmeras tuplas del espacio y el tiempo
el espúreo zafiro de la mente
un  hueco sin amor
la nada que todo lo oculta
el algoritmo atado que no logran romper
espiando los mapas donde sólo se lee
la narración cifrada del vacío
en el que flotan a través de eones
la ulisianas razas vibrantes
devastando serenas las distancias
enormes como majestuosas olas
alzadas y devoradas en playas de dulzura inefable
apagadas como los rescoldos del edén
y al final sólo el eco de tu nombre
más antiguo que el viento
fuente de murmullo silente
desnudo tras la brisa
en el filo
al margen del momento
cuando el beso o el ocaso
desperdigados como sueños naufragados
corren corriente abajo
y la desesperación es un camino de ternura
cuando tu risa oceánica que nadie escucha
siembra con delicada y persistente locura
todo el bien
como una piedra de luz
para criaturas desoladas
hermanas de la escoria y el asombro
brillantes como la nada más salvaje

domingo, 19 de julio de 2015

Si..

Si supiera contar lo que siento
cuando el viento suspira
y la luz más temprana
murmura suavemente su aliento
el eco de alguna voz lejana
rebota entre las piedras
en las calles tranquilas
y da igual que sea ahora
la primera mañana o la tarde serena
si contemplo innúmeros aspectos
los átomos que juegan
dando forma a tu tempo
tan repleto de vida
¡cómo saber porqué!
de colores que vibran
luminosos
matices dentro de matices
mil destellos ardientes
encienden una rabia alegre en el pecho
mareas seductoras
en tus besos borrachos de espuma
en tus ojos la luna
las estrellas danzando en el espejo
y en los ríos
las enormes distancias
del espacio y el tiempo
infinito en las pieles
las fronteras malditas
tan soberbias e ignaras
las montañas de puro silencio
el deseo y la forma en el viento.

Oh belleza terrible
si supiera contar lo que siento
la materia que mira,
la materia que canta
la que empieza y acaba
y alaba,
que se mece silente,
se multiplica
en la caza, o que sueña
la que es simplemente
y aquella que mata
a la que muere
oh energía incesante
si alcanzara a entenderte.

Pero sólo contemplo
idiota enmudecido
enredado entre la maravilla
esta herida de muerte,
en qué bosques complejos,
la reacción que respira
el instante que ocurre
la ecuación cuya sombra
ilumina el momento
en que tu enorme mirada
desnivela algún alma.

Tanta vida
por las mismas cadenas enlazada
las flores del dolor
danzando en tu mirada
¿has visto a la leona y sus cachorros devorados?
es sólo presente sin futuro
es sólo ausencia de elección
la inocencia del niño que se rompe
la hormiga que se afana para nada
el viento que gime entre las ramas
la tarde que brilla azul cansada
donde aún flota el beso que no fue.

La integral de exponente x cuadrado
igual a raíz de pi
la mente desolada
la risa estremecida del deseo
el abrazo de amigo
unos que vienen, otros que se van
aquellos que amaron como si fueran dioses
el riesgo, lo seguro, la aventura
todo se desvanece lentamente
las lágrimas la química
si es que hay un algoritmo que desgrana
el devenir cambiante de los mundos
maldigo la instrumentalización de lo que somos
bendigo sus rutinas si de algún modo salvan
los besos, las miradas, las caricias, los suspiros
los sempiternos gestos que se apagan
si el tiempo es una trampa
del dios de antes al que fue después
yo canto rebelde, enajenado,
danzarín que bebe subversivo y absurdo
la hez de su derrota
desde dentro del sistema yo celebro
yo canto para nada
la risa y el llanto en la mirada

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