domingo, 23 de junio de 2013

XXIII

el brillo de la estática en la pantalla
descubre un dulce corazón de acero
entre el asombro y la risa
no hay lugar para la soledad
en tus ojos de fuego

el mantel sobre la mesa
tan limpio como la arena infinita
de la playa vacía
prendida en mis huellas
yo bebo los reflejos del invierno
sobre las lisas olas encendidas
y la puerta está abierta
en el pasillo oscuro
susurrando momentos afuera
el viento y tu mirada
en mis ojos de fuego

la canción alta de las ramas
sones quemados en azul
se consumen como las caricias
y la sed
vive aún sobre tu piel 
mis pasos borrados
en esta habitación sombría
tecleo códigos ingentes
mis líneas  pronuncian de modos oscuros
tu nombre perseguido
onironauta insomne
acaso vives extraviada  entre símbolos
y algún gesto feliz
quizás una sonrisa
el eco cansado de la brisa
o aquel verso roto
flotando en nuestros labios
siempre
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